Después de dos años en la isla, Stephania Oliveira no continuará en las filas del Salud Tenerife tras el acuerdo mutuo alcanzado por las partes, lo que supone solo un “hasta luego” en su relación.
La jugadora deja una inmejorable huella personal en su etapa en el club, al que llegó en el año 2018 y por el que se hizo “más fuerte”, como expone en los medios oficiales del club.
“Creo que me hice más fuerte, pero también aprendí a que después de la tormenta llega la calma y que siempre sale el Sol”, desarrolla la hispano-brasileña, que describe su paso por la entidad como una “montaña rusa. Doy las gracias al equipo por haberme dado muy buenos recuerdos y estoy segura de que esto no es un adiós, sino un hasta luego. Sin duda, para mí el pabellón de la Salud es mi segunda casa”.
Oliveira, castigada por las lesiones, recuerda que llegó “con muchas ganas e ilusión, conociendo a personas increíbles, ciudad nueva, equipo nuevo… Hasta que vino mi lesión de rodilla. Luego empecé otra vez a recuperar y volví a recaer, pero después nos clasificamos para la fase de ascenso con el que acabé con un muy buen sabor de boca”.
Eso le abrió las puertas a la entidad y a ella misma de “jugar en la máxima categoría”, aunque señala también la mala fortuna de que llegara la pandemia del coronavirus. “Volver después de la cuarentena a entrenar fue muy ilusionante, me sentía como si volviese a mi etapa de base. Creo que no fui la única en valorar los días de entrenamientos, partidos, y el compartir tiempo con compañeras y el cuerpo técnico”.
Cuestionada por su mejor recuerdo en el club, Oliveira lo tiene claro: “Mi mejor recuerdo es la fase de ascenso. Fue increíble ganar en casa arropada de los nuestros. La verdad es que yo fiché en el Salud Tenerife por esa razón, por conseguir el ascenso. Era una de las cosas que como jugadora de balonmano aun no lo había realizado. Y para mí fue un honor ser parte de ese gran equipo”.